Calaverita amorosa de Dolores Flores
Somos DisruptivasEstaba Anilú conectada Esperando un buen relato Cuando de pronto por la red Le propuso la pelona un trato. Prepárame para estudiar Contextos, diversidad, disrupción Te ofrezco una buena morada…
Confieso que he leído
Por. Gilda Melgar En el Día del libro, confieso que he leído. De niña, era una tarea impuesta por mi padre, gracias a él conocí a los clásicos desde temprana edad. Entonces,…
Querida Yan María Yaoyólotl*,
Por: Alma Gabriela Salas Godínez Estado de México, a 3 de marzo del 2020. Espero que te encuentres infinita, que la vida sea buena contigo. Sólo nos hemos visto una…
Para Estefanía Chávez Barragán, Ciudad de Seda:
Por: Fernanda Luna Mi casa es una ciudadcon la puerta a la aurora.Miguel Hernández Esta es la carta para una mujer que nació viendo ciudades. Tú nos dijiste eso una…
Oda a la cocina tradicional
por: Dolores Flores Carmona ¡Oh! cocina Eres puente y herencia disputada fuente de gozo y éxtasis lugar mágico y taller de vida fuente de creatividad. Quien te penetra adquiere poder…
Carta a la Doctora Alicia Elena Pérez Duarte y Noroña
por: Carmen Trejo Querida Doctora Alicia Elena Pérez Duarte y Noroña, Esto no puede ser más que una carta, quisiera que fuera una declaración deprincipios, del principio de la dignidad…
Pactos
por: anilú zavala alonso Después de bañarme, para vestirme estrené la suelta blusa de manta azul mar, que había conseguido en Oaxaca en mi último viaje y que me había…
Oda al taco
por: Dolores Flores Carmona Invades nuestra cocina mexicanaTu identidad nos hermana en una patria imaginadaEres la quinta esencia de la comida nacionalTu contenido abraza multitud de saboresTodo lo que comemos…
Y bendito sea el fruto de tu libertad, Sofía
Por: Karla Carreón Eran las horas oscuras y Sofía hacía tarea. El cansancio acumulado en sus párpados de niña le pesaban y las cosas tangibles se agolpaban en visiones. Los…
La humedad de mi madre
por: Adriana Robles Cacho* Yo, Catalina, estaba destinada a casarme con un viejo mercader originario de Florencia de nombre Giorgio Barbieri. Mi tío, don Agustín Mondragón, había ofrecido una generosa…